Es la primera excavación en la que Kayla Tucker forma parte del «equipo de mando» y está decidida a que nada salga mal. Esta arqueóloga tiene planes para su futuro, y nada se interpondrá en su camino.
Sin hombres.
Sin amoríos.
Sin distracciones, en absoluto.
Pero todo acaba siendo muy distinto a lo planeado.

El SEAL de la Marina Shane Freeman siempre ha querido servir a su país. Por desgracia, cuando se descubrió que era un cambiaformas dragón se decidió su baja del servicio militar .
¡Maldita sea! Ya no hay vuelta atrás.
Es una decisión dura que destrozaría a cualquiera, pero no a él. Al contrario, sólo consigue hacerlo más fuerte.
Tras volver como CEO de su propia compañía, por fin puede donar dinero a causas dignas y ayudar a la gente. ¿Y el hecho de que esté financiando la excavación de Kayla? Bueno, es sólo una coincidencia, ¿verdad?

Cuando Shane se entera de que Kayla está en problemas, su instinto protector de Navy SEAL toman el control. No se detendrá ante nada para salvarla. No piensa dejar que un baboso la gane en una pelea en la que ella no tiene voz ni voto.
Quiere que sea suya, aunque va a tener que luchar por ella una y otra y otra vez...